¿Cuál es el significado de la ansiedad?
Cuando todos nos sentimos en peligro, liberamos la hormona cortisol y producimos estrés, por lo que reaccionamos para protegernos del peligro. Una de estas reacciones es la ansiedad. Esta situación nos advierte de los peligros del mundo exterior y nos hace actuar preparados. Sin embargo, cuando este nivel de ansiedad supera un nivel «saludable», deja de ser una preocupación normal y se convierte en miedo y ansiedad extremos, es decir, en un tipo de trastorno. Por lo general, las personas con trastornos de ansiedad pueden experimentar una ansiedad anormal, diversas tensiones musculares y movimientos de evasión. Debido a esta evasión y a la elevada ansiedad, la vida escolar, laboral y social de las personas puede verse seriamente afectada. Para asociar estos síntomas con el trastorno de ansiedad, los síntomas deben durar 6 meses. Los trastornos de ansiedad son el tipo de problema mental más común y afectan aproximadamente al 30% de los adultos de hoy en día en algún momento de su vida. Aunque la causa no está clara, puede ser genética, ambiental o de desarrollo.
Trastorno de ansiedad generalizada
El trastorno de ansiedad generalizada implica una preocupación persistente y excesiva que interfiere en las actividades diarias. Normalmente, las fuentes de ansiedad son cuestiones rutinarias de la vida diaria. Por ejemplo, los estudios, las responsabilidades laborales, el dinero o los problemas familiares. Además de la ansiedad excesiva, también se observan síntomas como inquietud, problemas de sueño o tensión muscular.
Trastorno de ansiedad social (fobia social)
Es un tipo de trastorno de ansiedad que se basa en las relaciones sociales de la persona e incluye vergüenza, ansiedad y miedo intensos que hacen que la persona tema ser juzgada en sus relaciones sociales. Pero no hay que confundir la ansiedad social con la tensión social, ya que las personas con trastorno de ansiedad social son incapaces de continuar con su vida social. Esto se debe a que las personas con fobia social tienen dificultades para enfrentarse incluso a retos sociales menores y rutinarios que son mucho más pequeños que los que ya estresan socialmente a la mayoría de las personas.
Trastorno de pánico
El trastorno de pánico es una forma de trastorno de ansiedad en la que suelen producirse intensos ataques de pánico. Estos ataques suelen producirse de manera inesperada y sin motivo aparente. Suele presentar síntomas físicos. Estos síntomas pueden definirse como falta de aire, mareos, sensación de ahogo, dolor en el pecho, sudoración, escalofríos, escalofríos. Los ataques de pánico suelen durar entre 15 y 20 minutos.
Fobia específica
Consiste en un miedo intenso a un objeto o una situación. Además de este miedo, también existe una evasión persistente del objeto o evento temido. El miedo a los gatos, a los perros o a las alturas es un ejemplo de fobia específica.
Cómo afrontar la ansiedad
Existen muchos métodos de tratamiento para los trastornos de ansiedad, por lo que las personas que los padecen pueden continuar su vida con normalidad con el tratamiento adecuado y métodos de apoyo alternativos. La mayoría de los clientes responden a la psicoterapia y a los métodos de tratamiento médico. La terapia cognitivo-conductual es el método preferido de psicoterapia. Por esta razón, se debe buscar la ayuda de un psicólogo o psiquiatra para este proceso de tratamiento.
Meditación para la ansiedad
Existen algunos métodos que pueden apoyar el tratamiento del trastorno de ansiedad. Uno de estos métodos son las técnicas de atención plena(Mindfulness), los estudios han demostrado que la meditación y los ejercicios de respiración son un componente auxiliar importante para apoyar el tratamiento del trastorno de ansiedad. Dado que la meditación y los ejercicios de respiración reducen la tensión en el cuerpo y ayudan a la mente a deshacerse de los pensamientos innecesarios, las personas pueden permanecer en el momento y así relajarse. Al mismo tiempo, las prácticas de meditación también pueden ser buenas para la evasión debida a la ansiedad. Porque las prácticas de atención plena nos permiten ver todos nuestros sentimientos y pensamientos tal y como son, sin magnificarlos ni reprimirlos. Cuando la meditación se convierte en un hábito, dejará de ser una práctica realizada en ese momento y se convertirá en una comprensión que se extiende a lo largo de la vida. Porque el cerebro es un órgano de aprendizaje. Enseñar al cerebro a calmarse facilitará la gestión del estrés, de modo que afectará a las reacciones de la persona en los momentos de crisis y esta encontrará la manera de calmarse más rápidamente.
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