Especialmente con la llegada de los meses de invierno y la temprana puesta del sol, las personas pueden empezar a sentirse más deprimidas. Sentirse triste puede parecer un problema de bienestar mental muy común en esta época del año. Pero definir correctamente el sentimiento de tristeza es muy importante para eliminar este estado de ánimo negativo. Sentirse triste también puede deberse a la depresión estacional, que es una forma de depresión, o a la tristeza invernal provocada por el frío y la oscuridad. Si sufres depresión estacional o tristeza invernal, ¡no estás solo, ni indefenso!
¿Qué es la depresión estacional?
La depresión estacional se define como el sentimiento de melancolía y de no ser capaz de encontrar energía para el trabajo realizado en la rutina normal, especialmente a partir de los meses de otoño, y continuando en los meses de invierno. La tristeza invernal, que es una versión más leve de la depresión estacional, también es bastante común entre la gente, pero si esta tristeza invernal ha empezado a afectar a la vida diaria de una persona, en ese momento puede llamarse depresión. Generalmente, con el cambio de clima a uno más templado y la llegada de la primavera, el estado de ánimo y la energía mental de la persona empiezan a volver a la normalidad. Alrededor del 5% de los adultos padecen depresión estacional. Suele empezar en la edad adulta temprana (normalmente entre los 18 y los 30 años). La depresión estacional afecta más a las mujeres que a los hombres. Entre el 10% y el 20% padecen depresión invernal, que es la versión más leve de la depresión estacional.
Una de las causas más importantes de la depresión estacional o tristeza invernal es la carencia de vitamina D y hierro. Con la llegada del invierno, la deficiencia de vitamina D o de hierro en nuestro organismo puede provocar sueño prolongado, falta de energía y sensación de infelicidad.
Síntomas de la depresión estacional
– Tristeza, sentirse deprimido la mayor parte del día, casi todos los días.
– Ansiedad.
– Aumento de los antojos de carbohidratos y aumento de peso.
– Fatiga extrema y falta de energía.
– Sentimientos de desesperanza o inutilidad.
– Dificultad para concentrarse.
– Pérdida de interés por actividades generalmente placenteras, incluido el abandono de actividades sociales.
– Problemas para conciliar el sueño (por lo general, sueño excesivo).
– Pensamientos de muerte o suicidio.
Consejos para la depresión estacional
– Pasar tiempo al aire libre y exponerse a la luz del día
– Crear una rutina matutina
– No dejar de socializar
– Tomar un suplemento de vitamina D
– Meditar
– Realizar actividades físicas
– Acudir a terapia y beneficiarse de la terapia cognitivo-conductual o la fototerapia.
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